martes, 15 de diciembre de 2009


Cultura y desarrollo, un caso práctico

Después de la clase con Pau Rausell y al comenzar a leer Cultura. Estrategia para el desarrollo local me preguntaba cómo iba a enfocar más tarde un análisis crítico o, más bien, cómo iba a utilizar este libro para hablar de lo que yo quisiera.

Como los ejemplos que se utilizan cuando se habla de cultura y desarrollo urbano son a menudo los mismos no tardé mucho en empezar a leer otro libro y mezclar ideas. El efecto Guggenheim: Del espacio basura al ornamento de Iñaki Esteban (una buena reseña aquí) analiza cómo hay mucho más que cultura en un museo que a veces no es mucho más que un estandarte.

El tema me interesa porque lo he vivido con cierta proximidad (al fin y al cabo uno es de Bilbao...) y porque eso de "efecto" siempre me ha generado bastantes dudas, y no me termino de creer que todo lo que ha pasado en Bilbao (o Vizcaya) desde el convulso proceso de cierre de los astilleros Euskalduna se deba exclusivamente al museo.

Muchas veces se olvidan algunos aspectos del cambio en Bilbao quizás por simplificar o quizás porque el titanio brilla más. Por establecer un primer esquema diremos que el cambio en Bilbao:

1. Era absolutamente irremediable tras el hundimiento del modelo económico industrial subvencionado, que supuso además la disponibilidad de numerosos espacios (y edificios) a lo largo de toda la ría.

2. La sociedad Bilbao Ría 2000 ha coordinado las actuaciones urbanísticas en todo el área metropolitana estableciendo escenarios adecuados desde 1992 (aunque el primer paso fue el PGOU de Bilbao de 1987).

3. Las infraestructuras de transporte se mejoraron en los 90, llegando a su culmen con el metro en 1995 y el nuevo aeropuerto en 2000. La A8 (y su conexión con el sistema ferroviario francés), las líneas marítimas de pasajeros...

Estos tres puntos quizás deberian planteárselos aquellos que pretenden reproducir el "efecto" en sus ciudades y pueblos, porque ayuda bastante un plan de desarrollo integral en el que insertar una institución cultural espectacular. Pues como se dice en el libro, toda planificación urbana es en cierto modo planificación cultural.

Además se puede analizar la visibilidad del proceso de implantación del Guggenheim. Los poderes públicos vascos comenzaron a negociar en 1991 procurando no ser excesivamente discretos y se diseñó una campaña de comunicación contínua desde finales de ese año, dentro de la cual se puede destacar que se trasladase parte de la colección neoyorquina para una gran muestra en la Sala Rekalde en 1993.

Por otro lado hay quien dice que toda la publicidad es buena aunque sea mala. Bilbao no era una ciudad fuera del mapa periodístico, el terrorismo y los conflictos sociales multiplicaron la visibilidad del proyecto por contraste en una urbe en la que la principales manifestaciones culturales eran el cine quinqui y el punk.

Como introducción creo que este post es suficiente, aunque se podría escribir mucho más no es el fin de este análisis. Más adelante se compararán los esquemas de desarrollo planteados por Rausell con el Guggenheim bilbaíno.

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